
España se ha metido en la lucha por las medallas ofreciendo un auténtico recital defensivo ante Francia (86-66), al nivel de la final del Campeonato de Mundo de Japón que se ganó a Grecia. La mentalidad y concentración de la Selección ha sido encomiable, como encomiable en el plano individual ha sido el trabajo de Ricky Rubio sobre Tony Parker. Un aspirante a NBA frente a una estrella consagrada de la mejor liga del mundo que nada ha podido hacer ante la desesperante (para Parker) defensa del catalán que lo ha dejado en seis puntos en más treinta minutos de juego del francés. España ha forzado cuatro veces 24 segundos a los franceses, otro ejemplo de ese trabajo defensivo. Hemos robado quince balones, dominado el rebote, y todo esa excelencia defensiva nos ha permitido correr, tirar, matar, disfrutar, hacer disfrutar y finalmente ganar.
Mención aparte merece el trabajo de Pau Gasol, sus números siguen creciendo según avanza el campeonato, ha reinado en la NBA y este fin de semana quiere hacer lo propio en Europa. Un último apunte, seguramente Pau y compañía querrán el sábado en ‘semis’ a Turquía, yo también: ¡revenge!…. les regalamos un partido que no debimos perder y estaría bien volver a vernos para dejar las cosas en su sitio. No es nada descartable que todos los equipos del grupo de España se metan en semifinales, de momento estamos dos… y ojo con Serbia, podría ser la segunda ‘revenge‘… pero ésta ya en la final.
Fue espectacular. Desde el principio del partido se vio que Pau and co estaban enchufados. Ayer Pau enseñó por fin en el campeonato por qué es el mejor jugador español de la historia y un crack en la NBA. La flexibilidad, la potencia y la soltura bajo el aro, de 10. Luego además estaban con la muñeca caliente, en su punto, Rudy, Navarro, Garba y hasta Mumbrú. Los bases defendieron bien y Ricky dominó ese punto de atolondramiento que a veces le hace parecer más benjamín que juvenil. En fin, fue puro goce ver a Parker, Diaw y el vagabundo de los LAkers desesperados, cargados de faltas y sin aliento.
¿Qué dicen ahora los agoreros que se limitaban a dar palos al equipo al principio del campeonato? La paciencia es la madre… ¡Bienvenido el juego de los grandes, otra vez!