Hay que superar ya la incredulidad. No imaginábamos ni en la peor de las pesadillas lo que está pasando. Nos veíamos ya con la medalla, simplemente especulando con los teóricos rivales por la medalla de oro. Ni siquiera parecía existir el antaño tan temido cruce de cuartos. La pregunta era ¿quién puede discutirnos el lugar más alto en el podio? Y claro, ahora no nos creemos este sufrimiento. No entendemos por qué no entran los tiros que antes sí entraban, no entendemos que pasa con los tiros libres, no entendemos por qué los británicos las meten todas. Un inesperado parcial de 12-0 a nuestro favor, contra un «incomprensible» 69-73 a falta de 4’58» para el final, lo ha dejado todo en su sitio justo cuando el escenario se había convertido en el colmo de lo impensable.
Tras un inicio diferente, sobre todo por el acierto en los triples de Mumbrú, Pau y Rudy, y un parcial de 15-4, curiosamente parecido al que ha cerrado el partido, 15-3, ha vuelto la niebla y el temblor de piernas. Aunque hemos mantenido una diferencia relativamente cómoda, creo que nunca hemos dado la sensación de dominar, de poder romper el partido en cuanto apretásemos el acelerador. Una Gran Bretaña voluntariosa ha mantenido el tipo hasta que unos minutos de insospechada inspiración les han llevado a verse ganando a los que van a ganar el oro. ¡Qué vértigo!
Hay un aspecto que en mi opinión nos está costando mucho asimilar. Hasta ahora nuestros rivales están jugando muy duro, sin parecer importarle las faltas (Serbia 27, Gran Bretaña 30). Además de las faltas que les pitan, hay muchos otros contactos en los que nuestros jugadores están acostumbrados, quizás mal acostumbrados, a cobrar falta y en este torneo no está siendo así. Cuando nuestros exteriores penetran o cortan hacia el aro no bastan sus gestos señalando a los árbitros el contacto. Aquí parece » que no cuela». Nuestros pivots cuando reciben en la zona siempre están rodeados y, ¡oh sorpresa!, no sólo no pitan falta sino que, o perdemos el balón o nos llevamos una técnica por simulación para Felipe Reyes. ¿Qué está pasando?
Creo que nuestro principal defecto es que no estamos jugando duro. No me refiero tanto físicamente, que también, sino sobre todo a que no estamos siendo duros mentalmente. En este sentido, echo mucho de menos a Carlos Jiménez. Creo que la personalidad que le ha dado a la selección en los últimos eventos quizás no haya sido suficientemente valorada. Y mañana contra Eslovenia vamos a necesitar por encima de todo ser duros. Jugamos antes que Serbia y tenemos nuestro futuro en nuestras manos. Podemos acabar primeros de grupo o quedarnos fuera. Tal vez vernos finalmente en la encrucijada, hay que ganar o ganar, nos sirva para romper barreras mentales y jugar a nuestro mejor nivel. Si competimos con dureza, nuestro talento dominará. Así sea.
Jope Trifón, que sufrimiento!. Para mañana ganar tendremo que jugar muy bien y eso conllevaría un aumento de la confianza de cara a la segunda fase. Yo creo que no solo nos jugamos pasar con una victoria mas, sino mucho más en ganar en autoestima.
Mister, por lo visto hasta ahora, estos no se han llevado jamón para Polonia!. Saludos!.
estoy totalmente de acuerdo, lo de Reyes simulando faltas y llorando como una niña… no me parece que sea profesional. Lo que pasa es que como aqui en casa le permiten todo… como a Rudy en su dia…