Es una pena que los entrenadores sigamos empeñados en ser entrenadores.
Un articulo de opinión sobre la última victoria del CajaLaboral sobre el Barça en liga ACB destacaba lo bien que lo hizo el ayudante de Dusko Ivanovic cuando éste fue expulsado. Y lo hizo bien porque no hizo nada. Dejó a todos los jugadores con 4 faltas en pista, sólo hizo un cambio y no les gritó, ni molestó demasiado. Ganó, claro. En el otro banquillo, «equivocadamente» se desgañitaba Xavi Pascual que además llegó a hacer hasta ocho cambios. El argumento del articulo es que el juego es de los jugadores y los entrenadores deben aprender a dejarles hacer, a olvidarse de las dichosas rotaciones y de estar constantemente dando instrucciones. Todo son puntos de vista, respetables todos, no sé si todos desde el respeto. A mi lo que hizo el ayudante de Dusko me parece simplemente actuar con sentido común. Primero, porque siguió la línea de su entrenador jefe. Dusko no es un entrenador de rotaciones constantes, confía en un bloque de jugadores y los mantiene en los momentos importantes de partido. Y segundo, porque si el equipo empezó a remontar y a dominar el partido, ¿para qué hacer cambios? El que sí debía mover ficha era el entrenador del Barça. Si de repente todo se desmorona, lo lógico es buscar en el banquillo jugadores que cambien la dinámica del equipo. Y parece que el banquillo blaugrana está bien amueblado, ¿no?. Así que algo había que hacer.
El baloncesto, probablemente como todos los deportes de equipo, puede abordarse desde estilos muy diferentes, todos válidos, unos más atractivos para el espectador, pero ninguno mejor que otro. Hay algunos entrenadores que recurren a rotaciones constantes de sus jugadores porque intentan mantener un nivel alto de intensidad durante todo el partido. Otros no lo hacen así. Con ambos sistemas se puede ganar y se puede perder. Habrá a quien le guste más una manera que la otra, pero eso no significa que se pueda descalificar al que sí utiliza las rotaciones o al que no lo haga. Rizar el rizo informativo es valorar esas rotaciones dependiendo de quién las haga. Si las hace Preciado, el entrenador de fútbol del Gijón, resulta que es un aldeano que se deja ganar los partidos. Mientras que si las hace Mourinho, aunque sea en forma de jugadores que se hacen expulsar para descansar el próximo e intrascendente partido, entonces es un genio de la dirección e incluso un actor de talento.
Don Trifón, lo primero es felicitarle por su blog y agradecerle que un entrenador de la máxima categoría se exprese con tanta claridad.
Sobre el ‘periodista’ que escribió el artículo, creo que todos sabemos que no se puede esperar nada de Juan Mora, un tipo que utiliza estadísticas sin sentido con tal de sacar el dato que le interese.
Cuan peligrosos son los «calumnistas» deportivos, mercenarios de las letras y del espacio que tiene que ocupar con ellas para seguir cobrando, sin pararse, la mayoría de las veces, a releer lo que han escrito.
Tanto en este blog como en el de Itu, tenemos el otro ejemplo: gente que escribe de un tema que les apasiona, y eso se nota.