Prácticamente nadie levantó la voz cuando José Luis Sáez se fulminó a Pepu Hernández por, supuestamente, tener actividades paralelas a la Federación y, supuestamente, porque había firmado un precontrado con un equipo ACB para entrenar tras el Europeo de Madrid (lleva dos años en paro, mal precontrato tendría). Luego llegó Aíto, que sí tenía un acuerdo con Unicaja que hizo efectivo tras los Juegos Olímpicos de Pekín. Pero en este caso no pasó nada. Y ahora llega Scariolo que directamente compatibilizará el cargo de seleccionador nacional con el de técnico de un equipo ruso, el Khimki. ¿Qué quieren que les diga?… aún a sabiendas que el Khimki no es un equipo ACB y que ello salva la norma, personalmente no me parece una buena opción la de Scariolo, no por su valía como técnico, sino por la deriva que ha tomado todo el asunto, por la falta de criterios y de trasparencia y porque considero poco coherente que un seleccionador nacional siga la evolución de los seleccionables desde la tundra rusa. Veremos que pasa en Polonia, pero varias ‘bajas ilustres’ y un entrenador a distancia pueden ser un mal coctel que nos lleve a bajar del podio por primera vez en varios años.