Yo esperaba ver un torneo de jóvenes, unos partidos entre chicos de 17 años, pero lo que he visto no se diferencia mucho de lo que sucede en la liga de verano de Las Vegas o de lo que se puede ver en un partido ACB. Todo se parece demasiado al baloncesto profesional, fuera y dentro de la pista. Desde el aspecto de los jugadores, con un variado surtido de cascos multicolor, y su manera de comportarse, hasta la forma de jugar de los equipos, a cómo se desarrolla el partido. Y todo con la música de la Euroliga de fondo.
Solo describo lo que he visto.
Un equipo que gana anotando solo 62 puntos.
Los dos equipos en zona durante muchos minutos, en los momentos importantes del partido. Apenas un contrataque finalizado por cuarto. Más opciones de correr abortadas con una falta que defendidas o ejecutadas con la energía necesaria para ser consideradas como un contrataque.
Mucha más presencia del físico y de la táctica, por encima del talento, que también lo había, aunque estaba maniatado.
Juego de ataque basado casi exclusivamente en sistemas rígidos, con muy poca iniciativa para los jugadores. Leer más