Una de las características que distinguen a los grandes tiradores es su capacidad para no variar el gesto del tiro a pesar de tener un defensor encima o llegando como una fiera para puntearle arriba del todo. La concentración, la confianza y la determinación máxima les transfieren el superpoder de la imperturbabilidad: «da igual todo lo que hay a mi alrededor pues solo existen el aro, el balón y yo».
Esta habilidad de autocontrol y lectura del entorno, también les permite desarrollar otra técnica que consiste en variar a voluntad el gesto del tiro cuando detectan que, ciertamente, la defensa va a amenazar el espacio que necesitan para realizar una extensión estándar y completa del brazo. En esos casos en los que el taponador va a dominar el espacio aéreo, son capaces, como demuestran en este video David DiLeo y Tyler Herro, de recoger el brazo rápidamente justo después de finalizar la extensión o incluso de variar la verticalidad de esa extensión para poder acabarla y lanzar por encima de la mano que intenta taponar el tiro.