el jugador trampa. Por Trifón Poch

– Jugador ya de cierta edad, que puede ser americano, español, comunitario, etc, que se encuentra en una etapa de su carrera deportiva en que ha perdido la frescura de sus mejores años, aunque normalmente su calidad y experiencia le pueden ayudar a tapar algunos agujeros.

– Ha jugado en equipos de primer nivel, disputando títulos y competiciones europeas e incluso, en algún caso, puede haber  jugado con la selección nacional de su país.

– Tiene automáticamente ganada la admiración de los aficionados y el respeto de los medios de comunicación.

– En los últimos años de su trayectoria pasa a jugar en equipos de perfil medio-bajo, adquiriendo en ellos antes de pisar el parquet un papel muy determinado. En ese tipo de equipos son jugadores que tienen contratos muy altos, que ocupan una parte fundamental de los presupuestos y que son fichados con el objetivo de que sean determinantes. Suelen fichar por varios años. Van a jugar muchos minutos probablemente sin tener un sustituto de garantías que le suponga ningún tipo de presión.

– Sabe relacionarse, decir lo que hay que decir en cada momento, poner buena cara a los directivos, derrochar amabilidad ante los aficionados y encontrar el apoyo incondicional de algunos medios. La imagen es importante, hay que parecer siempre bueno, amable, a un paso de convertirse, al primer contratiempo, en la victima del entrenador.

Eso es lo que se ve. Lo que sucede realmente durante la temporada y que suele no llegar, por diferentes motivos, a conocimiento general es que estos jugadores son un problema tremendo en muchos equipos. Nunca juegan aportando lo correspondiente a la responsabilidad para la que se les ha fichado. Sólo hacen unos pocos partidos buenos al año, que no justifican el esfuerzo económico que se ha hecho para traerlos. De puertas adentro están quejándose por todo las 24 horas del día, nada les parece bien. No tienen el más mínimo respeto ni por sus compañeros ni por los entrenadores. En el vestuario consiguen encontrar apoyos para cuestionar todo lo que les parezca, especialmente si no juegan los minutos que ellos creen merecerse. No aceptan ninguna corrección ni un mínimo nivel de exigencia. Suelen pasarse toda la semana de entrenamientos trabajando al 40% o aducir supuestos problemas físicos perdiendo sesiones de trabajo  y después pretenden estar preparados para competir al 100%. Habitualmente juegan mejor en los partidos de casa, o regulan su esfuerzo si ven que el partido no es televisado o no es contra un rival de primer nivel, …

La ética profesional es un valor que se hace imprescindible para que cualquier grupo humano de trabajo funcione. Hay que poner el nosotros por encima del yo. El talento del curriculum pierde su importancia si no se acompaña de la capacidad para ser ejemplo desde la actitud, desde el rendimiento real y efectivo, desde el esfuerzo y el compromiso con los objetivos del equipo.

3 comentarios

  1. Raúl dice:

    Muchas gracias, Trifón, por esta fantástica explicación de lo que muchas veces se intuye como aficionado. Creo que cualquier seguidor de un equipo de la zona baja de la tabla -en mi caso, Alicante- puede ponerle varios nombres y apellidos a ese jugador del que hablas.

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