¿Por qué la referencia siempre son los mejores, el número 1, y sólo vale alcanzar lo máximo? ¿Lo demás no tiene valor? ¿Tiene que invadirnos un sentimiento de fracaso si no llegamos a ser el mejor? ¿No es fantástico simplemente dar lo mejor de uno mismo, te lleve a donde te lleve? Es importante que transmitamos a los niños y niñas en formación el mensaje correcto. Ni siquiera es imprescindible tener mucho talento físico, ser el más alto o el más fuerte o el que más salta, o tener un talento innato en el juego, haber nacido para jugar a ésto. Lo que sí son requisitos indispensables: tener buena actitud, tener capacidad de esfuerzo y de sufrimiento al tiempo que se disfruta de ello; aprender a aprender y no perder nunca las ganas de seguir mejorando; escuchar al entrenador, al árbitro y a tus compañeros; convivir con tu equipo y darlo todo por él; aprender a competir para saber ganar y para saber perder.
Los caminos para llegar a ser un jugador ACB son muy diversos y los casos de precocidad como el de Ricky Rubio son tan poco habituales, que sólo ha habido uno, el suyo. Son sin duda más numerosos los casos de jugadores que han tenido un crecimiento tardío, que han necesitado dar algunas vueltas por ligas o equipos menores antes de llegar a ACB o a un equipo de Euroliga, chicos y chicas que no han llegado a ser el jugador que parecían ser siendo muy jóvenes, que han perdido algunas oportunidades pero que finalmente acaban encontrando el camino. David Navarro acaba de fichar por el Power E. Valencia. Cuando era muy joven, en las categorías inferiores de Manresa, parecía que sería un gran jugador. Ha tenido que esperar hasta la semana pasada para tener su gran oportunidad. Ocho o nueve años de LEB 2, Melilla, Rosalía, Vigo, CajaRioja, y los últimos dos años de LEB Oro en Girona jugando a muy buen nivel para verse de repente en una semifinal de Copa del Rey defendiendo a Prigioni o a LLull, precisamente su excompañero en Manresa.
SanEmeterio no es ni el más rápido, ni el más fuerte, ni ha jugado desde los 15 años en el Madrid y seguramente no es de los que más dinero gana. Ni siquiera parecía que iba a ser un jugador determinante en su actual equipo, pero ha convencido a todos con su actitud cada segundo que pisa la pista y se ha convertido en un jugador decisivo en bastantes partidos y apreciado por todos. Es un buen espejo en el que mirarse.