A pesar de que por el nivel de la selección en anteriores partidos del campeonato y, en especial, por el runrun que ha ido creciendo en el entorno del equipo podría parecer otra cosa, hay que reconocer que el partido contra Polonia no podía ser otra cosa que lo que realmente ha sido, un paréntesis, un trámite que cumplir antes de los compromisos verdaderamente decisivos como el de esta misma noche contra Francia. Polonia no tiene al alcance a nuestra selección. Sólo Koszarek ha jugado a gran altura anotando, asistiendo y con mucho ritmo e intensidad. Sus jugadores importantes son pocos y algunos de ellos no han estado a la altura de la importancia de este partido para su selección. Logan sólo ha anotado cuando estaban perdiendo ya de 20 puntos, algo parecido ha sucedido con Lampe (que ni siquiera ha salido de inicial), Ignerski ha desaparecido bajo el influjo una vez más de Rudy Fernandez y Gortat ha cumplido, pero al mismo tiempo ha sufrido a un Pau Gasol que parecía desde el primer ataque saberse tan superior al polaco, que en cada situación de 1 contra 1 lo ha superado cómo y por donde ha querido.
Ha bastado un trabajo defensivo correcto y cumplir en el aspecto reboteador para solventar un partido sin la necesidad de quemar a los jugadores importantes, nadie ha superado los 22 minutos de juego, gracias a la buenas aportaciones de varios jugadores entrando desde el banquillo. Otros aspectos que ya he comentado en días pasados han sido determinantes para que España haya encontrado un equilibrio perfecto para ganar con solvencia a pesar de no estar todavía ni mucho menos al 100% de lo que este grupo puede dar.
Con triples se vive mejor. 13 de 25, con un demoledor 7 de 9 de un Navarro insoportable e incluso la aparición anecdótica de Felipe Reyes, es una cifra de anotación desde 6,25 que desequilibra un partido, que hace imposible al rival creer en la victoria. A excepción del partido contra Gran Bretaña, hasta ahora nuestro acierto había sido insuficiente para nuestras capacidades y para permitir al juego de 5 contra 5 encontrar espacios y oportunidades para todos. Es en ese momento, con la amenaza constante de los triples, cuando la defensa rival sufre por controlar a todos nuestros jugadores en pista y no se pueden concentrar en ahogar a sólo dos o tres o simplemente sentirse capaces de pararnos a base de juego duro.
Hay que cuidar el balón. No hace falta llegar al «tiqui-taca» de Messi, Xavi e Iniesta, pero si añadimos a los 13 triples las 25 asistencias que ya dimos contra los lituanos, la cosa se complica de verdad para cualquier rival. Hemos corrido más que contra Kleiza y compañía y ha habido menos asistencias en situaciones de 5 contra 5 con muchos pases, pero el resultado ha sido el mismo. Otra vez el balance entre balones perdidos y recuperados ha sido razonablemente bueno, 12-11. No cabe duda que todos estos detalles han dotado a nuestro juego de un equilibrio extraordinario que nos lleva a anotar por encima de los 85 puntos con facilidad. En ese momento empezamos a ser muy difíciles de batir.
Si el jefe da ejemplo… Creo que es mucho más fácil para todos si cada uno cumple con lo que se espera de él. No sé, pero me da la sensación que todos están muy pendientes de algunos jugadores, especialmente de Pau. Es el termómetro. Si se le ve intenso, con ganas, es un buen sintoma para el resto, tranquilidad y confianza, mejor humor competitivo. Es un pena que la estadística de tapones no recoja de alguna manera los tiros cambiados, esos lanzamientos que sin necesidad de poner el tapón también se fallan por la presencia intimidadora de un defensor. Ayer la estadística oficial da 3 tapones a Pau Gasol, pero forzó muchos más errores, sobre todo en el primer cuarto. Si añadimos sus puntos en el arranque del primer y del tercer cuarto, resulta que ejerció de lanzadera para sus compañeros, marcó el camino, hizo de liebre hasta que Navarro recogió el testigo destruyendo el sueño polaco con sus triples «nba distance». ¡Qué importante es para un grupo que los jugadores importantes asuman su responsabilidad!