A veces pienso que los jugadores técnicos que juegan lento consiguen ventaja precisamente por eso, por vivir a otro ritmo en un entorno rebosante de atleticismo y velocidades de vértigo. No es necesario en absoluto ser un superatleta, ni el más rápido ni el que más salta para ser un jugador «de verdad».
Basta con dominar la técnica, tener conocimiento del juego y leer la defensa para anticiparse a lo que va a suceder en la pista.
Tengo que reconocer que fácil no es, aunque viendo a Gordon Hayward lo parezca.