No descubro nada afirmando que Papaloukas es un maestro, en todos los sentidos. Unos cortes de video de la reciente final de la Euroliga contra el Barcelona pueden ser un buen apoyo para ilustrar los siguientes comentarios.
No siempre llega más lejos el que más corre. En el clan de Bodiroga, sólo los elegidos pueden desbordar en el 1 contra 1 siendo más lentos, menos atléticos y menos fuertes. Cada gesto técnico en el lugar y el momento adecuado y un perfecto conocimiento del juego. Como un anciano maestro de artes marciales es capaz de derribar a su adversario sin apenas moverse, él lo es de encontrar el espacio justo para cada paso y anotar una bandeja en cámara lenta, de anticipar los movimientos de los otros nueve jugadores para ver el pase que libra al tirador de tres puntos. Excelente uso de las fintas.
Uso del cuerpo. Sin tener un cuerpo poderoso, sí suele ser más grande que el base oponente y sabe jugar muy bien con los pasos para, una vez superado su par, ir contra el cuerpo de la ayuda para evitar el tapón y hacerse el espacio necesario para finalizar la entrada.
Habla el jefe. Para un equipo es básico que no sólo hable el entrenador. Papaloukas siempre comunica: en los tiempos muertos, en el momento clave de partido, colocando a cada uno en su posición antes de iniciar un sistema.
Todo bajo control. Aunque sea una actitud que personalmente no me gusta, tiene tiempo incluso para llevar al arbitraje a su terreno en el momento en que se complica el partido.