El baloncesto ha cambiado mucho en los últimos 20 años, pero a veces, modernizarse en exceso puede ser negativo. El físico de los jugadores es cada vez mejor, tenemos bases de dos metros, jugadores que superan los 2,10 y son capaces de jugar de cara, pero ¿deben jugar solo de cara?
Empecemos por Tomic, un jugador con infinitas posibilidades, con coordinación, buenos pies, envergadura, buena mano, con lectura de juego, innumerables atributos que además, se han sabido trabajar con cordura. Explico por qué: con 2,17 metros su juego está y debe estar en la zona, aunque pueda hacer otras cosas. Esto no quiere decir que no deba explotar su tiro o su capacidad para jugar desde fuera, sino que la base de su juego debe ser cerca del aro. Esto que parece tan lógico no se ha hecho en otros casos, queriendo sacar a los jugadores fuera, contra viento y marea, y en algunos casos, perjudicándolos.
No son jugadores de 2,17 pero sí pasan los dos metros y por no trabajar el juego interior, han perdido parte de su potencial. Para los que le recuerden, Ricardo Peral (2,07 hace más de una década) es el primer caso, el ex jugador del Madrid tenia un potencial terrible, pero se empecinaron en que únicamente jugara por fuera, como un alero de 1,95 y perdió gran parte de sus posibilidades; acabó por ser poco agresivo, sin presencia en la zona desperdiciando sus virtudes físicas desde los 6,25.
Es preocupante que la evolución física haga que muchos entrenadores quieran trabajar exclusivamente los fundamentos de cara y se empeñen en tener el jugador del siglo XXI. Es cierto, hay que trabajarlos y explotarlos cuando un jugador de 2 metros es capaz de hacerlo, pero ojo, también los otros. Pongamos el ejemplo de Jan Martín, hijo de Fernando y sobrino de Antonio. Recuerdo que como juvenil era un jugador determinante en el poste bajo, con capacidad de rebote y mucho margen de mejora en el 1×1 de cara, tanto en ataque como en defensa. El “problema” es que “sólo” medía 2,02 metros y era “muy bajito” para ser pívot. Quizá sea mejor medir 2,17 para jugar de pivot, pero también está claro que sus mejores atributos estaban en la zona.
En plena preocupación por trabajar sus movimientos de cara, su lateralidad, su coordinación alguien decidió que tenía que ser alero, y puede ser que se equivocaran. Ha mejorado exponencialmente su tiro, y, sin entrar en comparaciones con su progenitor, tiene potencial físico para jugar de 4 en la liga que quiera. Sin hacer demagogia, Felipe Reyes o Scola también han mejorado su tiro, y sus movimientos, como Jan, pero la ventaja es que no ha perdido en el camino la esencia de su juego, que está en la lucha dentro de la zona (por cierto 2 metros raspaditos). Podemos citar más ejemplos de interiores de 2 metros que juegan o jugaron en ACB, como Richard Scott o Bernard Hopkins, que son válidos, o incluso dominantes (Richard Hendrix).
Da gusto ver como Carlos Suárez o Mumbrú juegan al poste, y clama al cielo ver a Ignerski desperdiciar tanto potencial, anclado únicamente en su tiro. Laso se ha dado cuenta y ya juega de 4, poco a poco mejora y el año que viene seguro dará un rendimiento mejor (Jan todavía estás a tiempo, no te rindas).
No hace falta ser torpe de cara, para jugar de espaldas, y se puede ser muy grande sin medir 2,10; sólo espero que lo mismo que le ocurrió a Peral no le ocurra a jóvenes con un potencial tremendo como Alberto Jodar (creo que ya le esta pasando) o Nikola Mirotic. Aguilar no te descuides que eres el 4 de España. Desde la zona hacia fuera y no solo desde fuera.