Es una lástima que el Real Madrid no tenga más secciones, como el Barcelona (debería crearlas por decreto ley, en bien del interés general), para que así pudiéramos vibrar con enfrentamientos casi diarios en balonmano, hockey patines, fútbol sala, atletismo, hockey hielo, béisbol, ciclismo, hockey hierba, rugby, patinaje y voleibol. Sólo nos queda el baloncesto y el fútbol. ¡Qué pena! Por suerte, los dioses han querido regalarnos en estos tiempos de crisis con el extraordinario suceso deportivo y global de vivir en pocos días varios clásicos, diversos partidos del siglo concentrados en el mismo instante espaciotemporal. ¿Quién se acordará durante estas semanas del DowJones, de la gurtelcorrupción, de Fukushima, de la sucesión en el partido socialista, de Libia, de las elecciones de mayo, de Costa de Marfil o de la ley antitabaco?
En baloncesto sí hacemos las cosas como dios manda y tenemos la liga ACB en un puño. Un puño en el que sólo caben el Barça y el Madrid, tal y como ya sucedió la temporada pasada que, por cierto, acabó ganando el CajaLaboral.
En este país nos cuesta todavía en cualquier ámbito aceptar la alternancia, y si lo hacemos, esa alternancia sólo deja participar a dos. ¿Son pocos los que están aburridos de que siempre ganen los mismos? ¿Es eso bueno para la competición? A pesar de que nuestro país ha crecido deportivamente en las últimas décadas y son muchas las modalidades, individuales y de equipo, en las que hemos conseguido importantes éxitos a nivel europeo y mundial, hasta el punto de que en la actualidad algunos de nuestros mejores atletas dominan varias especialidades como el tenis o los deportes del motor, por poner un ejemplo, finalmente todo se reduce al fútbol y al Madrid-Barça.
Solo estaremos verdaderamente formados y educados deportiva y socialmente cuando entendamos como normal que las posibilidades de victoria estén al alcance de todo aquel que haga su trabajo mejor que los demás, cuando las capacidades no se vean limitadas por que el reparto económico siempre acaba en las mismas manos. Debería ser un objetivo prioritario cambiar el criterio de reparto de los recursos que consigue cualquier organización deportiva. Hay que dar más a los que menos tienen para que puedan mejorar y ayudar a que el nivel de la competición también lo haga.