Si finalmente se resuelve la situación de Ricky Rubio como parece ultimamente con su fichaje por el Barcelona, vamos a tener la oportunidad de disfrutar, o de sufrir (depende de dónde te sientes para verlo), con su convivencia con Juan Carlos Navarro durante toda una temporada en el mismo equipo (como en la Selección, pero revisado y ampliado). Van a compartir vestuario los que, en mi opinión, son los dos jugadores con mayor talento, cada uno a su manera, que ha dado el baloncesto español, Ricky defensivamente y Navarro en ataque.
También es posible tener talento defensivo. El «nen de El Masnou» despliega sus recursos para conseguir ser un gran intimidador sin necesidad de poner tapones, en la defensa del balón y las líneas de pase. Conocimiento del juego: para «adivinar qué va a pasar» y así poder anticipar y estar un segundo antes en el camino del atacante o en la trayectoria del balón. Actividad constante: nunca desconecta y está siempre preparado para la siguiente acción. Capacidad física: rapidez de manos, pero especialmente una rapidez de pies que le permite estar donde quiere y tiene que estar en el momento adecuado para robar el balón, provocar una falta de ataque, pasar un bloqueo o afianzar un dos contra uno.
Por su parte Navarro ha superado y dejado atrás la peculiaridad de su lanzamiento llamado «bomba» para desarrollar un despliegue de tiros de tres puntos o lanzamientos cortos tras bote y sobre los pasos, que le convierten en uno de los jugadores más difíciles de defender del mundo. Para sus rivales se acumulan los problemas. Es imposible prever qué va a hacer. Sabe usar los bloqueos y se desplaza con mucha rapidez sin balón. Es capaz de armar el tiro antes de que te hayas dado cuenta de que ya tenía el balón en las manos. Pero lo peor puede llegar cuando recibe y crees que le has parado. En medio metro cuadrado puedes perderlo de vista. Y si pone el balón en el suelo, ha adquirido una variedad de movimientos de pies para finalizar sus acciones de 1 contra 1 increible. Sus lanzamientos sobre una pierna, desequilibrándose voluntariamente hacia atrás o hacia cualquier lado alejándose de la defensa, encontrando el espacio justo para lanzar son, con permiso de Larry Bird, únicos.
Destaca en ambos casos la importancia de los apoyos, de cómo usan los pies para conseguir sus ventajas y sorprende la naturalidad con la que ejecutan acciones, tanto en defensa como en ataque, tan complicadas.