“Excuse me, excuse me. One second”. Todo estaba lleno de chinos. Yao Ming visitaba el United Center de Chicago, y todo el Chinatown de la Windy City estaba haciendo cola para hacerse una foto con la estatua de MJ. Un caos. Al final conseguí lo que quería después de insistir e insistir. Fue mi primera parada de la escapada de 72 horas que hice la semana pasada a Chicago, donde sufrí en mis propias carnes el frío gélido que caracteriza el lago Michigan. Salí de Barcelona el sábado por la mañana, y vía Madrid aterricé en la ciudad de los Bulls alrededor de las 3 de la tarde de ese mismo día. Iba preparado con el formulario de internet impreso, requisito esencial para entrar a USA desde hace unas semanas. Pues, el policia de inmigración no se enteraba de nada, insistiendo en que lo que necesitaba era el impreso verde de aduanas que reparten en el avión, no teniendo ni remota idea del de internet. ¿Cómo puede ser que el gobierno español insista en ello si un aeropuerto como Chicago se lo salta a la torera? Tenedlo en cuenta si vais por esos lugares. Rellenad el verde y guardadlo por si acaso. Si no, no entráis.
Tomé un taxi, dejé la maleta en el hotel y pocos minutos después ya iba dirección United. Gracias a una gran gestión de un compañero conseguí dos entradas gratis en primera fila, donde pude comprobar en directo todo el espectáculo de un partido de NBA, mi primera experiencia sin contar los partidos en summer leagues. Vaya ambiente! En el pabellón se reunieron mas de 22000 personas para ver a Derrick Rose y compañía ante los Ming, Scola, Artest,… 90 minutos antes de empezar había pocos jugadores calentando, pero entre ellos estaba el pívot argentino. Ese partido lo acabó con un 16+12, mostrando una clase y un “saber estar” muy destacados. No sigo la NBA con mucho detalle (prefiero Europa) y me chocó encontrar a jugadores como Mutombo o Barry, que les había perdido la pista. Mi acompañante, con poca cultura baloncestística, definió con acierto los primeros instantes: “esto es un correcalles, no?”. Pues eso. El partido se dividió en tres fases. La primera tenía a Yao como protagonista. Todos los balones de los tejanos iban a parar al chino, practicamente imparable en la pintura. En la segunda apareció Ron Artest. El alero protagonizó auténticos canastones (hizo su record anotador de la presente campaña con 32 puntos) y Houston se escapó de 17 en el tercer cuarto. La tercera y definitiva fue en los últimos 12 minutos. Derrick Rose, candidato a rookie del año, se cargó el equipo a sus espaldas liderando la remontada ganando 105-102 (adjunto video de una canasta suya en el último minuto hecho con mi cámara de fotos). El United en masa apoyó a los locales, con el espíritu de MJ, Scottie y compañía en sus venas. Emocionante. Sus camisetas retiradas tambien vieron el espectáculo. En el ámbito extradeportivo me quedé con muchos detalles del espectáculo: dos bandas de música cantaban en directo en los pasillos del United, el mítico toro inflable todavia volaba, el video de presentación de los locales en el video marcador me puso la “gallina de piel” (los toros animados cruzan la ciudad y se reunen todos en el United destrozando el bus de Houston),…
Al final del partido estaba un poco tocado por culpa del jet lag y me fui a dormir temprano. Gasté todo el domingo de compras en un outlet ubicado en Aurora, una ciudad a una hora en tren de la Windy City. En Chicago había tormenta de nieve, mientras que allí también hacia frío, pero con el cielo despejado. El centro comercial es de la misma cadena que el que conozco en Las Vegas (Premium Outlets), y el “shopping disorder” –una vez mas- me colapsó la mente. El lunes lo dediqué a subir a la Sears Tower (una de las mas altas del mundo), con más de 100 pisos. Después de comprobar una vista de escándalo (con el Lake Michigan congelado en su primer quilómetro) fui a parar a la típica tienda de recuerdos, donde te intentan colocar artículos de todo tipo. Pues en esa tienda encontré dos libros dedicados a Dee Brown, un auténtico ídolo allí después de su etapa en la universidad de Illinois. Nosotros nos lo encontramos el año pasado en la ULEB Cup vistiendo el uniforme del Galatasaray, y hace poco firmó en Maccabi Tel-Aviv (adjunto foto de uno de los libros). Por las calles y los comercios ya se intuía que se acercaba Saint Patrick, festividad que muchos equipos de la NBA aprovechan para vestir de verde en sus partidos (rememorando sus raíces irlandesas). Lástima no haber coincidido con la susodicha fecha. Después de recorrer todo el centro ataviado con bufanda, gorro y guantes de North Face comprados allí especiales para la ocasión, me paré a comer en el PF Chang’s, cadena de restaurantes orientales de mucho éxito allí. Soy un fan de los Singapur Street Noodles, los dumplings o los lemon scallops. Os lo recomiendo si vais a USA alguna vez.
Ya era martes, el día de la vuelta. Por la mañana me quise culturizar y me fui al Museo de Historia de la ciudad a comprobar que Al Capone y Michael Jordan ocupan muchas páginas de las guías. Al mediodía me fui a comprar un par de camisetas de Derrick Rose (una de ellas para Antonio Gil, de Gigantes) y a las 16.45h ya tomaba el vuelo de vuelta a casa. 72 horas intensas que valieron la pena. Con vuelos a Estados Unidos que rondan los 300-400 euros por estas fechas (vi uno de 285 con Delta director BCN-NY) no se puede dormir tranquilo. A primera hora de la tarde del miércoles ya estaba en mi casa del Empordà. Qué contraste. Se me olvidaba: por la noche, deshaciendo la maleta, me encontré un papel del departamento de inmigración americano dentro. “Su maleta ha sido revisada”. No cambiaran nunca.
PD: el martes que dejé Chicago Nenad Krstic brilló con los Thunder (26 puntos). El pívot serbio fichó por el Tryumph ruso el verano pasado y, aunque no está claro, se rumoreaba que su ficha podría acercarse a los tres millones de euros por temporada. Pues bien, los rusos no se pudieron clasificar para la Eurocup y ahora mismo militan en la Eurochallenge y tiene muchas opciones de cruzarse con Cajasol en la eliminatoria de cuartos. Krstic promedió 13 con los de Eremin, sin cumplir las expectativas, y dejó el frío polar por la NBA. Actualmente promedia 10+5. Un caso a estudiar.
Espectacular! No se puede dormir tranquilo…
Pues si, la verdad que los partidos de la NBA son un correcalles de egos indolentes. Luego cuando llega el playoff se lo toman un poco más en serio, pero prefiero el baloncesto FIBA
Yo también me quedo con la frase de «no se puede dormir tranquilo».
Muy buena la experiencia vivida, pero lo de los outless empieza a ser una enfermedad… jeje.
Gracias por esa cami de Rose 😉