Una visita obligada en las mañanas que se disputa la Copa del Rey consiste en asistir, ¡como no!, a ver más baloncesto. La MiniCopa , disputada en esta ocasión en el mítico Magariños, es un torneo infantil que se disputa en paralelo al torneo profesional y que enfrenta a los mismos ocho equipos clasificados de la ACB. Son ya algunos los casos de jugadores destacados que han pasado por ese torneo de formación. De todos los chicos que han participado en esta edición, uno de ellos ha llegado iluminado por los focos que muchos medios han puesto sobre él. El nuevo Ricky Rubio. A pesar de que no he podido verle mucho, puedo atreverme a afirmar que poco tiene que ver a estas alturas con él. No digo que no vaya a ser un gran jugador, sino que en nada me recuerda en sus características físicas, ni en su estilo de juego ni en su madurez en la pista al base blaugrana. Es otro tipo de jugador, un muy buen jugador para su edad, pero ya tiene que soportar la etiqueta sobre sus espaldas. Una etiqueta que, dicho sea de paso, ya se les ha colgado a varios jóvenes en los últimos meses.
Ya ha habido nuevos Kukoc, y nuevos Petrovic, y hasta nuevos Jordan. Probablemente ninguno de los que recibió alguno de esos calificativos haya llegado a acercarse a lo que esas estrellas consiguieron. Pocas veces tenemos en cuenta que estamos hablando de «material de alta sensibilidad». Esos chicos de 12 o 13 años están en un momento importante de su proceso de formación como jugadores y como personas. No todos crecen o evolucionan de la misma manera, pocos tienen aún la suficiente madurez como para asimilar la avalancha de atención que se te debe venir encima cuando te cuelgan una etiqueta de ese tamaño. ¿Puede provocarse una responsabilidad irreal? ¿Qué pasa cuando toda esa atención desaparece o se dirige hacia otro que se supone que es mejor? La extraordinaria precocidad competitiva de Ricky no puede llevarnos a poner a todos los que apunten posibilidades a su mismo nivel, porque cada persona es diferente y los caminos para llegar a ser un buen jugador son muy diversos. Tenemos la responsabilidad de crear el ambiente idóneo para que nuestras jóvenes promesas puedan desarrollarse y alcanzar el mejor nivel que puedan, que en cada caso será diferente. Dejemos que aprendan de nuestros mejores jugadores, pero sin generarles la presión de que tienen que ser como ellos, porque eso no es posible. Ayudemos a que desarrollen su propia personalidad en la pista y al mismo tiempo estaremos enriqueciendo nuestro baloncesto.
Me imagino de quien es ese «nuevo Ricky», yo lo he visto jugar unas cuantas veces y es cierto que con su tamaño y edad tiene un gran manejo de balón y una buena capacidad de pase pero tiene muchisimo que trabajar y no creo que la comparación le haga bien ninguno. Por desgracia tengo la sensación de que tantas expectativas sobre el pueden hacer que un gran proyecto de jugador pueda no acabar siendo lo que su potencial le permitiría
el nuevo ricky , pues no se si te refieres a el MVP , de la minicopa ,pero yo vi toda la copa y te puedo asegurar que vi varios ricky´s , otra cosa es que lleguen, del Real madrid me encanto Santiago Yusta, del barca Raul Timoner y dedodijv, del Joventud ademas de Real, el 5 ruiz, del bilbao de la rua, de baskonia, viilnius (creo ) , bueno que hay varios pero tienen que llegar