¿Cuales van a ser las consecuencias del intolerable comportamiento antideportivo de las selecciones de Grecia y Serbia en el partido «amistoso» que tras una multitudinaria pelea tuvo que ser suspendido?
Mientras, la NBA sanciona a Rudy Fernández por manifestar su agente públicamente su voluntad de abandonar Portland. El reglamento interno de conducta de la liga considera que este tipo de declaraciones son «perjudiciales» para la competición y, por tanto, jugadores y agentes tienen prohibido solicitar públicamente un cambio. 25.000 dólares es el precio de unas palabras a la prensa. ¿Cual es el precio de una pelea como la que han protagonizado esta vez los equipos nacionales de Grecia y Serbia? Palabras a 25.000; puñetazos, patadas, sillazos, los dos equipos enzarzados a golpes en mitad de la pista, ¿a cuánto?.
Justo unos días antes de un evento de la importancia de un Campeonato del Mundo, dos selecciones europeas históricas convierten un partido de preparación en lo que algunos llaman «espectáculo lamentable». Me pregunto qué tendrá de espectáculo una pelea en un partido de baloncesto. La cuestión es si es esa la imagen que todos queremos del baloncesto, del baloncesto europeo. La organización debe decidir y poner por escrito cuáles son los limites, tiene que dejar claro a todos los protagonistas qué conductas deben ser sancionadas de manera inflexible por que atentan de manera directa contra la imagen que se quiere dar de nuestro deporte. No basta con declararse avergonzado o con pedir perdón. Hay que poner los medios para que estos comportamientos no se repitan y, para que cuando sucedan, tengan una sanción ejemplar.