¿Para qué sirven los partidos de pretemporada? Pues para preparar los equipos para la competición oficial. Prepararlos en todos los sentidos: físico, táctico-técnico, para establecer las relaciones en el grupo, definir los papeles de los jugadores, para asimilar las reacciones ante las dificultades, … En ese proceso que suele durar unas seis semanas, las condiciones en las que se afrontan los partidos difieren en aspectos importantes de las que se van a dar cuando empiece la ACB el próximo 4 de octubre.
El trabajo físico está por delante. En esta fase de la temporada los entrenamientos físicos son fundamentales: estamos cargando las baterías para poder aguantar una temporada tan larga. Es habitual que, incluso en días en los que se juega un partido, se pueda hacer un entrenamiento físico por la mañana. En una semana en la que podamos jugar tres partidos, también hay sesiones físicas, y entrenamientos de baloncesto y algún viaje de por medio. La carga de trabajo en los entrenamientos es muy superior a la que después se mantiene en una semana normal del periodo de competición. Es menor la preocupación que se tiene por que los jugadores lleguen lo más finos o frescos posible al partido. Ahora las prioridades son otras. Las piernas están cargadas, los entrenamientos de pesas «pesan», se pierde precisión incluso en el tiro.
Más rotaciones que nunca. Está de más decir que intentamos que las conexiones entre los jugadores que van a ser importantes en el equipo funcionen y que para conseguirlo deben jugar juntos. Pero en la pretemporada hay muchos condicionantes que nos llevan en muchas ocasiones a jugar con estructuras un tanto distintas a las que más tarde serán las «normales». Las lesiones hacen que haya que dosificar más a los jugadores, sobre todo a los más veteranos, a los que están saliendo de un periodo largo de inactividad, a los que llegan en peor forma y son más propensos a tener problemas físicos, etc. También es un buen momento para dar oportunidades a algunos jóvenes que hacen la pretemporada con el equipo profesional. Es un buen momento para ver cómo responden por primera vez en una dinámica muy diferente a la que están acostumbrados. Otro problema importante para muchos equipos son los jugadores que se incorporan tarde por estar jugando con sus selecciones. Siempre se puede ver desde el lado positivo, si es que tiene alguno. Jugadores que después dispondrán de menos minutos tienen una oportunidad para ganar espacio en el equipo y adquirir experiencia jugando minutos de calidad.
Menos atención al scouting. Toda la atención dirigida hacia nosotros mismos. En estos partidos no dedicamos mucha atención a cómo juegan nuestros rivales. También hacemos el esfuerzo de ver todos los partidos que podemos de los equipos a los que nos vamos a enfrentar, pero los partidos no se preparan como después lo hacemos cuando empieza la temporada regular. Hay por lo tanto muchos detalles que no se tratan con la rigurosidad que mantenemos cuando los partidos son «real games», cómo no hace mucho me decía un jugador. Además, en muchas ocasiones nos enfrentamos a equipos con los que vamos a jugar en las primeras jornadas y todos intentamos guardarnos «el material clasificado» para cuando la victoria o la derrota se refleje en la clasificación.
Factores externos. Durante la temporada se cuida mucho cómo viajan los equipos, la calidad del descanso, de las comidas, las condiciones de los pabellones son muy parecidas. En verano todo es diferente. Se juegan muchos partidos en tu entorno geográfico, con lo que los desplazamientos suelen ser en autocar. Es por lo tanto también más fácil volver después de un partido llegando a casa de madrugada. Si hay hotel, puede que sea puesto por la organización, no siempre en las condiciones a las que estamos acostumbrados, igual que algunas cenas postpartido, sin posibilidad de decidir el menú idóneo para los jugadores; y hay que ver las comilonas que, con toda la ilusión del mundo, te ofrecen los responsables de la organización de algunos de estos partidos. Algunos pabellones en poco se parecen a los ACB. Todo este cóctel hace que a veces la cabeza de los jugadores no esté donde debería estar cuando el árbitro principal lanza el balón al aire.
Es delicado, visto lo visto, valorar lo que sucede en estos partidos bajo el mismo punto de vista y de análisis deportivo que el que se utilizará cuando la competición oficial empiece. A partir del 4 de octubre, la victoria es el objetivo prioritario. Hasta entonces, hay que trabajar, hay que construir, hay que presentarse ante todos dando la mejor imagen posible, hay que generar ilusión, hay que entrenar duro, muy duro cada día para llegar preparados, hay que perder algunos balones y fallar algunos tiros para que, cuando el baile comience, no nos toque bailar con la más fea.
Hola Trifón, o señor Poch, como quieras o quiera.
Varias cosas:
1. Enhorabuena por decir lo que pensamos una inmensa minoría sobre el contrato de Aito con la FEB. Fue un matrimonio de conveniencia, como los de aquellos españoles que iban a Cuba o República Dominicana de «vacaciones».
2. ¿Qué tal Pablo Aguilar? Es una pregunta muy abierta, pero me pregunto cómo le va en su primera experiencia como profesional en ACB.
3. Enhorabuena (con cierto retraso) por lo que hiciste con el equipo de mi tierra, el Lucentum Alicante. Para mi ya formas parte del santoral lucentino.
Saludos
Frank
Contestando a Frank.
Pablo es un jugador joven, con muchos aspectos que mejorar aún pero que apunta unas condiciones muy interesantes. Es muy atlético, aunque aún le falta ganar peso. Desde que ha llegado a Granada ya ha ganado 5 kilos. Estamos trabajando fuerte con él y además debe notar las comidas de su madre!! Tiene buena mano, rebote, intimidación. Si trabaja con humildad y mejora en la comprensión táctica del juego va a ser un buen jugador en la liga ACB.