Un buen amigo me decía hace ya algunas temporadas que el resultado de cada partido en la liga ACB estaba marcado por la actitud con la que los dos equipos saltaban al parquet. Es cierto que hay suficiente igualdad como para que cualquiera te pueda ganar y para que, no por casualidad o por la intercesión e iluminación de Sor Maravillas sino por capacidad real de juego, el último clasificado pueda derrotar al lider. Reconocida esa teórica igualdad ambiental, hay después muchos partidos en que las diferencias entre los dos equipos, siendo muchas, se reparten de un lado y del otro y no provocan que ninguno de los dos deba ser superior al otro. Uno tiene mejores bases, el otro mejor porcentaje de tiros de tres puntos. Uno domina el juego de bloqueo directo, el otro es demoledor en la zona. Uno apenas pierde balones, el otro es dominante en el rebote de ataque. ¿Hacia dónde se decanta la balanza? ¿Qué aspecto va a determinar que la victoria se quede a un lado o al otro? En muchas ocasiones es la actitud, mi amigo decía que era: «la diferencia entre salir a jugar o salir a ganar». Ese partido de resultado sorprendente e inesperado en que un equipo pierde casi de treinta contra un rival al que podría ganar es un buen ejemplo de la coincidencia en la pista de dos equipos, uno que salió a jugar y el otro que lo hizo para ganar. Cuando tu cabeza no ha llegado preparada al vestuario antes del partido, después es muy difícil cambiar el sentido del juego, recuperar el nivel de concentración necesario y tener la dureza mental para frenar la avalancha y la diferencia se va ampliando hasta que llega el deseado minuto 40.
Además de preparar técnica y tácticamente los partidos, tenemos que dedicar gran parte de nuestro trabajo como equipo en conseguir ser capaces de afrontar cada jornada con la mentalidad necesaria. Esa es la gran lucha: que el equipo salga en todos los partidos dispuesto a trabajar al máximo de sus posibilidades. No es fácil conseguir esa mentalización, que se mantenga el deseo de competir al mil por cien, que sigamos teniendo hambre de parquet. Hay muchas variables que «te distraen». Curiosamente una de ellas es ganar varios partidos seguidos. Incomprensiblemente, en lugar de aprovechar esa dinámica positiva generada por las victorias para reforzar los argumentos deportivos y competitivos del grupo, en muchos casos se produce un efecto contrario, una relajación, una pérdida del rigor en el trabajo y en el respeto por conservar los detalles que te hacen caer ante un rival que no esperabas. Por contra, hay equipos que no se perdonan una derrota y que te garantizan que si vas a ser su próximo rival, vas a pagar los platos rotos. Perder activa una reacción que te hace cambiar, se entrena diferente, lo percibes en la rueda de calentamiento previa al partido, a los pocos minutos del inicio ya sabes que ese dia va a ser distinto, que vamos a por todas, que siempre llegamos a cada acción un segundo antes que el rival, que hemos salido a ganar.
Muy buenas Trífón:
Estoy totalmente de acuerdo en lo expuesto. Además, se puede extrapolar a todos los ámbitos tanto profesionales como personales.
En la misma dinámica puede ver lo comentado en un blog de basket llamado alerito fino:
http://tablerazos.blogspot.com/
Hay un video de una pelicula sobre unos jugadores de basket muy bueno sobre lo que significa jugar fuera de casa.
Gracias por ayudarnos a entender mejor este deporte que tanto amamos en Granada.
Saludos.
Creo que en el CB desde que esta Curtis el ha sido el gran referente de los otros jugadores a la hora de salir a ganar ya que con el en la cancha el resto de jugadores piensan q se le puede ganar a cualquiera y saben q cuando el balon comienza a quemar en las manos el va a estar ahi para meterla «para abajo» o para poner ese tapón increible q saldra en «las 5 mejores»… en fin en el cb por desgracia los ultimos años , sobre todo el pasado, el cb fuera de casa siempre salia a jugar y nunca a ganar y creo q esto este año esta cambiando aunque falta ya esa victoria q confirme el cambio. Un Saludo!!!
Yo suelo decir: cuando sales a jugar a veces ganas; cuando sales a ganar a veces pierdes.